sábado, 4 de abril de 2015

Semana Santa... o no tan santa.

Creo que esta semana lo que hay que decir es un poco lo de todo el mundo que se ha propuesto hacer algo, especialmente adelgazar. Y es que ésta semana de desahogo en medio de toda la rutina ¿a quién no le viene bien para romper un poco con las normas? No deberíamos, ya lo sé, pero algo habrá que decirse para no sentirse tan mal, sobre todo porque también me seguiría sintiendo mal si sé que no he aprovechado las pocas comidas que puedo tener con mi novio, mi familia y mis amigos (por eso de vivir y trabajar lejos). 

Luego hay capullos integrales que mientras estás teniendo una de esas comidas, no sé si a propósito o no -quiero pensar que no- te las amarga. Como el camarero tan majo que me encontré el otro día comiendo con mi novio en La Tagliatella. Ya sabíamos que las raciones ahí eran grandes, y normalmente hubiéramos compartido el primero y luego cada uno un principal o algo así, pero teníamos el vale ese de descuento de 20 euros por tu cumpleaños, siempre y cuando llegues a los 40, así que vigilamos menos pensando que quizá no llegábamos. Pues después de acabar una ensalada y tres cuartos del plato de pasta que me pedí, sin postre ni nada, viene el majo del camarero a recoger los platos y me dice algo así como "estoy sorprendido, eres la primera tía que veo comer como un tio". Dudando mucho de que eso sea verdad, como si me da la gana de pedirme un jabalí ¿qué mierda tiene que decir él de lo que tengo que comer o no? Está claro que era un idiota que por supuesto no estaba haciendo bien su trabajo, pero a mi me amargó la comida y el resto de la tarde. 

Hoy justo he leído por ahí en otro de vuestros blogs sobre lo de comentarios hirientes que a veces hace la gente sobre nuestro físico. Para muestra un botón. Seguramente no todos van con mala intenición, pero duelen porque es algo que tú tienes en mente y quieres cambiar y a veces hasta nos obsesiona, pero mientras no podemos cambiarlo o lo intentamos, ese tipo de comentarios nos (o me) hacen sentir lo peor por no poder conseguirlo.

Presentarnos con un cuerpazo de infarto ante esa gente sería un buen zas en toda la boca, que a más de una nos gustaría, pero quién quiere criticar siempre encuentra algo para hacerlo. Nuestro (mí) mayor reto siempre va a ser conmigo misma.


Y por los deslices de ésta semana.... a disfrutarlos mucho, y que nos sirva para coger la fuerza y la energía que necesitamos para la próxima semana estar un poquito más cerca de lo que orgullosas que queremos estar. 

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